7 de noviembre de 2019

DOGMA


A esto se reduce estar vivo: una perfección brusca e infatigable que a flor de piel nos indaga hasta la pacífica demencia.
Pero en las cimas del amor donde las oscilaciones de la conciencia someten al ser a una suerte de paraíso hemos de mantenernos ávidos en la opacidad
De modo que no haya un sol prefijado sobre la montaña que creamos es nuestra existencia o nuestro primer amor. El milagro es esperar y renacer desde las cornisas hacia un mundo insolente en su clásica belleza.